domingo, 27 de junio de 2010

Estimado Señor Destino:

Me gustaría decirle de la forma más políticamente correcta, que se vaya a tomar por culo. Que me saca usted de quicio. Que estoy hasta las tetas de andar por la calle y que el aire me traiga su olor. O pasear, habiendo conseguido dejar de pensar en él y que suene la maldita canción que me recomendó. O que su nombre tenga que aparecer siempre ahí. Que ya me he cansado de usted. Por que ya no sé a que aspira su señoría. Ni que quiere decirme. Ni nada. Que si ha venido solo a ponerme las cosas más difíciles, no venga, quédese en casa, o vaya a buscar a quien crea en usted y pretenda hacerle caso. Porque hasta aquí hemos llegado, ¿eh?. Así se lo digo. Que no piense que va a manejar mi vida. Que yo no soy una marioneta. Ni de usted ni de nadie. Que nunca me ha servido la frase de: Es el Destino. Y es que Usted y Dios son cosas en las que nunca he confiado. Yo no creo en Usted. Desde que tengo uso de razón, siempre he creído que no puedo quedarme sentada esperando y decir: El Destino decidirá por mi. Para nada. Si algo he aprendido es que si quieres algo, tienes que sudar, sangrar y dejarte la piel hasta conseguirlo. Que nunca te va a venir dado. Así que disculpeme otra vez, pero le repito que estoy hasta las narices de usted. Que se vaya a tomar por culo, por favor. Que estoy harta de que se cebe conmigo cuando menos se lo piden. Muérase un poco más. Al menos en lo que a mi respecta. Que si he estado luchando por no depender de nadie, no va a venir usted ahora a arruinarme todo el trabajo.
Hasta nunca.

martes, 22 de junio de 2010

Eres tú.

Una vez más no se como hacerlo. Como volver a darte las gracias por todo esto.

“Esto” empezó hace relativamente poco. Nunca podrás decir: somos amigos de toda la vida. Pero te aseguro que me has dado más en un año y poco que mucha gente en mucho más tiempo. Eres todo lo que me merezco, y mucho más. Eres risas, pero también eres apoyo. Eres locura, y eres madurez. Eres todo, y eres más.

Eres el que aguanta mis paranoias más bobas, mis arrebatos más estúpidos. Pero también el que ríe mis gracias menos graciosas, y mis locuras menos normales. Eres el que hace que me sienta cómoda, y que me muestre como soy. Eres el que lee lo que escribo y siempre tiene un halago para mí. Eres el que hace que sonría si sonríes tú. El que dice que salgo bien en las fotos aunque sean horribles. El que sonríe y dice: todo va a ir bien. El que me ve “llorar” y me abraza. El que hace que me sienta protegida, que nada malo va a pasar, aunque cuando te vayas todo vuelva a derrumbarse. Eres eso que sale por las mañanas y me recuerda que debería ser feliz. Eres mi mejor amigo. Eres el que antepone mi felicidad al resto de cosas, aunque ni yo misma lo haga. Eres el que me dice que soy especial. El que me va a comprar la casa, el coche, el novio, y la Play 3 con el juego del oso. Eres el que me hace fotos a traición. Con el que voy a destruir el mundo. El que estudia tan poco como yo. El que me gana a la brisca. Al que le debo collares. El que cuenta las horas y los minutos. El que hace que de cada día guarde mil momentos buenos. Al que le escribo recuerdos. El que escribe sonrisas. Eres uno de los motivos por los que sigo adelante. El que me reconoce logros que nadie más reconoce. El que sonríe si me ve sonreír. El que hace todo lo posible por que lo haga si estoy seria. Al que pongo en mis redacciones de inglés. Eres el que me hace cantar canciones de los Beatles. Al que torturo los oídos con mi música. Eres mi celestina particular. Mi hado madrino, y mi ángel de la guarda. El único que ha creído en mí Siempre. El que nunca me ha fallado. El que hace que olvide las cosas malas. Eres que me lleva a un campo lleno de pulgas y garrapatas, y consigue que me tumbe y sonría. El que cuenta aviones conmigo. El que me lleva en bici hasta el fin del mundo. El que secuestra a mis problemas cada vez que me lleva con él. Eres el que dice que estoy borracha cuando no lo estoy. El de los abrazos que me levantan por los aires, y me rompen las costillas. El que se hace 30 km y me hace llorar de felicidad en año nuevo. Eres el de la lista de cosas por hacer. El de la corbata de los chinos en la cabeza para hacerme sentir menos ridícula. El de: “yo nunca hago nada por ti”. Eres el que se equivoca, porque hace por mi más que nadie. El que siempre tiene un rato para leer la cuerda. Eres que se merece todo y más. El único que sabía donde acabar de leer mi tablón, y el único que se lo merece. El que siempre me va a tener a su lado. Al que quiero con locura. Al que una vez más, tengo que dar las gracias por todo. Eres el mejor, aunque suene a tópico. Eres una de las piezas clave de mi vida. Eres con el que pasaría horas y horas. Eres Todo. Y eres más. Eres genial.

Eres tú.

lunes, 21 de junio de 2010

Locura de soledad, embriaguez de malestar.

Y como lo único que tengo de ti es tu olor, decido hartarme de todo, vaciar mi memoria de pensamientos, y encerrarme en el baño antes de que corran tras de mi, persiguiéndome. Y llenar la bañera de agua, y echar jabón de ese que huele tan bien. Desnudarme despacio, sin prisa. Notando como se me eriza la piel por el frío. Meter un pie. Luego el otro. Tumbarme dentro del agua caliente. Y como no estás, ni aquí ni en ningún lado últimamente, para hacerme sonreír, ni nunca me has dicho que todo va a ir bien, decido olvidarlo y hacerlo yo sola: Construyo un castillo con pompas de jabón, y lo decoro con reflejos de los colores del arcoiris. Me corono con la espuma y me hago un vestido a juego. Y me invento un salón de palacio, y una fiesta en la que solo bailo yo. Y sonrío, ingenua y feliz, sin recordar los problemas que golpean la puerta del baño. Me refugio en mis castillos de espuma, en mis príncipes que nunca existieron, y en mis solitarios bailes de salón. En la luz que entra tímida por la ventana, arrancando destellos multicolor a mis burbujas. Y me da por coronarme reina de mi propio mundo, uno en el que pueda ser feliz sin pensar que hoy tampoco vas a llamar, ni vamos a hablar si no soy yo quien da el primer paso. Me da por ser feliz sin ti. Aunque solo sean 5 minutos. Aunque sepa que las pompas que flotan en el aire acabarán por explotar, y que la espuma será reducida a una ilusión por el agua. Que el agua se quedará fría. Aunque sepa, que, en otro arranque de idiotez, volveré a llamarte yo. Y a pedirte perdón por no ser perfecta. Aunque sepa que no lograré entenderte, que volverás a decirme que no puedes. Que en cuanto abra la puerta, mis problemas me abrumarán, si piedad, de golpe. Aunque sepa que esta noche tampoco podré llorar, aunque quiera. Que no me dirás que me quieres. Pero aun con todo, me armo de valor, me pongo mi mejor sonrisa y decido que me da la gana sonreír, y cantar solo para mi, mientras nadie baila en mi castillo. Mientras las pompas de colores son las únicas testigos de mi locura de soledad. De mi embriaguez de malestar. Del embrujo que me invento para poder sonreir. De los cuentos que me cuento para no pensar en ti..

lunes, 14 de junio de 2010

Impotencia.

Es como cuando estas en la parada del bus, llueve y llega con retraso. Te gustaría gritarle a ese desconsiderado autobús que venga de una vez. Que si no viene ya, cogerás otro. El primero que pase. Sabes que no es cierto, porque ese es el único autobús que te lleva a tu destino, pero aun así, te gustaría gritarlo. Pero te da lo mismo: sigues mojándote, y esperando. Hasta que venga. O hasta que decidas ir andando.
Es algo parecido. Creo que ya me he acostumbrado a que no llames nunca. A que no contestes a los mensajes. A ser yo la que de siempre el primer paso. A las escusas que tal vez no lo sean. A respetar tu apatía, tu falta de interés y tu desgana. A intentar sonreír aunque esto vaya cada vez peor. A justificarte delante de medio mudo, y delante mío. A inventar realidades paralelas que lo hagan todo más fácil. A tus cambios de humor. A esas cosas que no entiendo. A justificarlo todo con un: se le pasará. A aguantar como una campeona que pases a mi lado y la única muestra de que hay algo entre nosotros sea un roce, a veces ni siquiera una mirada. A hacer de tripas corazón una vez más, y decirte que te echo de menos, o que te quiero, para que me contestes un: "quejica :P". A repetirme que todo saldrá bien aunque no me lo crea ni yo. A sepultar a esa parte de mi que me repite que no me merezco esto. La que dice que puerta, que no tendría que aguantar más. Y a hacer caso a esa que dice que igual soy yo la que lo saca todo de quicio, y la que pide más de lo que debe. A no saber nada, y a pasar de todo. A llorar hacia adentro, que para afuera no sirve de nada. A tener los cojones, aun con todo, de mandarte otro sms por la noche, diciéndote que te quiero. Y a dormirme, sin que me hayas contestado, sabiendo que ya no vas a hacerlo, pero con la tonta esperanza de que lo hagas.

miércoles, 9 de junio de 2010

Anunciado en el espejo.

Querida yo:
Alguien tenía que decirtelo. No puedes seguir asi. Hoy es otro día de esos. Otro día gris. Las mismas miradas falsas pintan la mañana. Los mismos desprecios de siempre tiñen las nubes. Las mismas risas fingidas, y las mismas palabras envenenadas a la espalda caen con la lluvia. La misma sensación de impotencia. De que no puedes hacer nada sin la falsedad que reina en el ambiente. Que si eres de verdad no tienes lugar aquí. Que si sabes pensar independientemente, eres inferior. Que si no quedas bien con todo el mundo, o eres popular, no hay sitio para ti. Porque es lo que se lleva ahora: Decir al todo el mundo "Te Quiero" sea o no cierto. Decir los mayores piropos a la cara, y después dar la espalda. Que ya no importan los amigos de verdad, solo los que te dejan comentarios en tu muro. Y si no eres así, te hacen sentir menospreciado, no a la cara, por supuesto. Pero lo hacen. Pero tanta hipocresía también tiene su lado bueno. Te das cuenta de la gente que hace las cosas de verdad. La gente que se acerca por detrás, cuando no la ve nadie, y te da un abrazo. La gente que te pregunta que si ya sonríes, o los que hacen lo imposible por encontrar tus dientes. Los pequeños detalles a los que no das importancia y son los que mayor relevancia tienen. De que es verdad eso que dicen, de que no importa lo fuerte que te golpeen, que lo importante es saber levantarte. Que si te quedas sentada viendo llover tristeza, al final te ahogarás. Pero si te agarras a las pequeñas alegrías, a los buenos momentos, por pequeños que sean, estarás siendo fuerte. Que cuando no puedas más, toma aire y métete hasta en fondo de la corriente. Alguien me dijo una vez que cuando estás en el fondo, solo puedes hacer una cosa: Subir. Pues bien, hazlo. Sube, y nada hasta la orilla. Y una vez ahí, hazte con el pincel más grueso, y con la paleta que más colores tenga. Y pinta tu vida como quieras. Que para algo es tuya. Que si dejas que otros lo hagan por ti, estarás viviendo una vida ajena. Ármate con tu mejor sonrisa y plántale cara a todo. Que tu puedes. Y sobre todo nunca pierdas la esperanza. Porque tarde o temprano, el SOL volverá a salir.

martes, 8 de junio de 2010

.. y cuenta nueva.

Decidió que había sido la primera vez. Que era algo nuevo, y por tanto, desconocido. Y así fue como Ella, que tanto había vivido, empezó de nuevo. Olvido todo el dolor, todas las lágrimas y las penas. Las metió en una caja, la subió a lo más alto del armario, y decidió olvidarse de ella. Y esa fue la primera tarde que la besaron. La primera vez que alguien la abrazó, enterrando la cara en su pelo. La primera vez que paseo de la mano. La primera vez que alguien beso su cabeza mientras andaba. O que la cogieron de la cintura. Fue la primera vez que se ruborizó. Que se perdió en unos ojos ajenos. Y que se perdieron en los suyos. La primera vez que la susurraron palabras de esas que ya nadie dice. La primera vez que alguien la hizo sentir especial. La primera vez que sintió mariposas en el estómago. Que quiso que se parara el tiempo. Que sonrió con esa sonrisa estúpida que delataba lo que llevaba por dentro. Que tuvo ganas de gritar a los 4 vientos un "te quiero". La primera vez que un roce la hizo estremecerse, y que alguien escondió besos en su cuello. Que no la importó hacer algo que no la gustara, con tal de estar con El.. Que se enamoró.