domingo, 27 de junio de 2010

Estimado Señor Destino:

Me gustaría decirle de la forma más políticamente correcta, que se vaya a tomar por culo. Que me saca usted de quicio. Que estoy hasta las tetas de andar por la calle y que el aire me traiga su olor. O pasear, habiendo conseguido dejar de pensar en él y que suene la maldita canción que me recomendó. O que su nombre tenga que aparecer siempre ahí. Que ya me he cansado de usted. Por que ya no sé a que aspira su señoría. Ni que quiere decirme. Ni nada. Que si ha venido solo a ponerme las cosas más difíciles, no venga, quédese en casa, o vaya a buscar a quien crea en usted y pretenda hacerle caso. Porque hasta aquí hemos llegado, ¿eh?. Así se lo digo. Que no piense que va a manejar mi vida. Que yo no soy una marioneta. Ni de usted ni de nadie. Que nunca me ha servido la frase de: Es el Destino. Y es que Usted y Dios son cosas en las que nunca he confiado. Yo no creo en Usted. Desde que tengo uso de razón, siempre he creído que no puedo quedarme sentada esperando y decir: El Destino decidirá por mi. Para nada. Si algo he aprendido es que si quieres algo, tienes que sudar, sangrar y dejarte la piel hasta conseguirlo. Que nunca te va a venir dado. Así que disculpeme otra vez, pero le repito que estoy hasta las narices de usted. Que se vaya a tomar por culo, por favor. Que estoy harta de que se cebe conmigo cuando menos se lo piden. Muérase un poco más. Al menos en lo que a mi respecta. Que si he estado luchando por no depender de nadie, no va a venir usted ahora a arruinarme todo el trabajo.
Hasta nunca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario