A volte ho voglia di partire.
Di uscire quando nessuno guarda, prendere un treno e fuggire.
Senza domande, senza spiegazioni, solamente prendere mio zaino e andare via. Scappare lontano, dove lui non mi trovera mai.
A volte sogno altri mondi diversi,
immagino gli occhi di colori diversi, e con altre forme di baciare.
Penso a tutte le storie che non hanno iniziato, e, pertanto, non possono finire.
A volte penso di ripartire da cero,
essere diversa e inventare un’altra storia che contare.
Fare realitá tutti gli mondi alternativi che ci sono al mio pensiero.
A volte credo che questo non é per me,
che mi serve piu spazio, e che ho bisogno di piu aria per respirare.
Che già ci sono stati troppe catene, e ostacoli sulla strada. Che io non era pronta, e che magari non lo saró mai.
Ma poi, lui appare.
E io mi tolgo le scarpe, e passeggio con miei piedi nudi su la sabbia bianca dei sue guance.
E quando arrivo al inmenso azzurro dei sui occhi, mi rendo conto che veramente voglio partire.
Ma con lui.
Sempre con lui.
//
A veces tengo ganas de irme,
de marcharme cuando nadie mire, subirme a un tren y escapar.
Sin porqués, sin explicaciones, solo coger mi mochila y desaparecer. Irme lejos, donde no pueda encontrarme.
A veces sueño con otro mundo,
fantaseo con ojos de distintos colores y con otras formas de besar.
Pienso en las noches que no han sido, y en las que no serán. En las historias que nunca empezarán y que por ende, no tendrán final.
A veces, pienso en empezar,
de cero, ser distinta, e inventarme otra historia que contar.
Teñirme el pelo de azul e irme a vivir cerca del mar. Hacer realidad todos los mundos paralelos que caben en mi imaginación.
A veces, creo que no es para mi,
que yo necesito mi espacio y más aire para respirar.
Que ya hubo demasiadas cadenas, y demasiados baches en el camino. Que no estaba preparada y que tal vez no llegue a estarlo.
Pero entonces aparece.
Y yo me quito los zapatos y camino por la arena blanca de sus mejillas.
Y cuando llego al inmenso azul de sus ojos, me doy cuenta de que sí, de que quiero irme.
Pero con él.
Siempre con él.
La cuerda de tender desolación
miércoles, 16 de marzo de 2016
sábado, 28 de noviembre de 2015
Te busqué ( Cuando te fuiste II)
Cuando te fuiste te busqué en mil sitios:
Te busqué en cada error cometido,
en cada bar, en cada concierto,
en cada marea de gente
y en cada rostro conocido.
Te busqué entre mis poemas,
y entre los de otros,
(en canciones)
Te busqué en mis garabatos,
en cada uno de mis miedos,
en todos mis rincones.
Te busqué en el silencio de cada noche,
en la sonrisa de cada extraño,
en la piel de cada hombre.
En el vaho que ya no empañaba los cristales de mi coche.
Te busqué en cada herida,
en cada calle, cada avenida.
Te busqué en cada mensaje que no recibí,
y en todas las llamadas que no hice.
Te busqué en cada conversación,
en cada frase.
En cada calendario.
Te busqué por todas partes.
Y al final me encontré a mi.
Te busqué en cada error cometido,
en cada bar, en cada concierto,
en cada marea de gente
y en cada rostro conocido.
Te busqué entre mis poemas,
y entre los de otros,
(en canciones)
Te busqué en mis garabatos,
en cada uno de mis miedos,
en todos mis rincones.
Te busqué en el silencio de cada noche,
en la sonrisa de cada extraño,
en la piel de cada hombre.
En el vaho que ya no empañaba los cristales de mi coche.
Te busqué en cada herida,
en cada calle, cada avenida.
Te busqué en cada mensaje que no recibí,
y en todas las llamadas que no hice.
Te busqué en cada conversación,
en cada frase.
En cada calendario.
Te busqué por todas partes.
Y al final me encontré a mi.
Cuando te fuiste (I)
Cuando te fuiste,
dejaste tormentas tras de ti,
dejaste noches sin dormir;
mi cama vacía,
tu olor en la almohada
(y un corazón partido en trozos afilados,
que se me clavaban en el pecho al respirar).
Cuando te fuiste, era otoño.
Y cuando llegó el invierno,
pensé que nunca iba a acabar.
Pensé que todo era un desastre,
Un error, el peor desenlace
(para una histeria de amor
que llevaba tiempo sin funcionar)
Cuando te fuiste
te llevaste tu cepillo de dientes,
las caricias por las noches
y mis ganas de seguir hacia adelante.
No me dí cuenta de que, cuando te fuiste
también te llevaste los malos momentos,
las lágrimas, las discusiones, las frases
(esas que nos hacían peores
y nos quitaban las ganas).
Cuando te fuiste,
al principio no entendí
que al irte tu también se iban los reproches,
que nadie me haría sentir sola por la noche,
que tristeza y apatía se iban de tu mano,
y que ya no nos haríamos más daño.
Cuando te fuiste, me costó ver
que al irte tú, volvía yo.
dejaste tormentas tras de ti,
dejaste noches sin dormir;
mi cama vacía,
tu olor en la almohada
(y un corazón partido en trozos afilados,
que se me clavaban en el pecho al respirar).
Cuando te fuiste, era otoño.
Y cuando llegó el invierno,
pensé que nunca iba a acabar.
Pensé que todo era un desastre,
Un error, el peor desenlace
(para una histeria de amor
que llevaba tiempo sin funcionar)
Cuando te fuiste
te llevaste tu cepillo de dientes,
las caricias por las noches
y mis ganas de seguir hacia adelante.
No me dí cuenta de que, cuando te fuiste
también te llevaste los malos momentos,
las lágrimas, las discusiones, las frases
(esas que nos hacían peores
y nos quitaban las ganas).
Cuando te fuiste,
al principio no entendí
que al irte tu también se iban los reproches,
que nadie me haría sentir sola por la noche,
que tristeza y apatía se iban de tu mano,
y que ya no nos haríamos más daño.
Cuando te fuiste, me costó ver
que al irte tú, volvía yo.
miércoles, 30 de septiembre de 2015
Dieciséis de Enero.
Me digo que no es para tanto.
Luego me miro en el espejo,
y mi reflejo
se ríe de mi y me dice
- Eso no te lo crees ni tú
Y es verdad.
Lo que mas me asusta es esta calma;
el vacío por dentro
al que no consigo dar forma,
el silencio.
Me angustia
saber que algo dentro de mi esta en ruinas
y no poder llorarlo.
Ya no sé si es por él
que se ha ido
o por mi
que me he quedado.
Pero vacía
Y me asusta.
La calma
me asusta.
Porque no es la calma de estar bien
de la tranquilidad
no.
Es la calma de antes de la tormenta.
Pero lleva meses lloviendo dentro de casa y no sé qué más debo esperar.
Y el vacío, eso es lo peor.
El vacío de no saber que hay ahí
ni aquí
sin sueños
sin motivos.
Me asusta la espera,
el tiempo que ha de pasar hasta que no duela
(y la ausencia de certeza
de que dejara de hacerlo)
Me da miedo quedarme estancada
aquí para siempre,
sin ti.
Sin mi.
Luego me miro en el espejo,
y mi reflejo
se ríe de mi y me dice
- Eso no te lo crees ni tú
Y es verdad.
Lo que mas me asusta es esta calma;
el vacío por dentro
al que no consigo dar forma,
el silencio.
Me angustia
saber que algo dentro de mi esta en ruinas
y no poder llorarlo.
Ya no sé si es por él
que se ha ido
o por mi
que me he quedado.
Pero vacía
Y me asusta.
La calma
me asusta.
Porque no es la calma de estar bien
de la tranquilidad
no.
Es la calma de antes de la tormenta.
Pero lleva meses lloviendo dentro de casa y no sé qué más debo esperar.
Y el vacío, eso es lo peor.
El vacío de no saber que hay ahí
ni aquí
sin sueños
sin motivos.
Me asusta la espera,
el tiempo que ha de pasar hasta que no duela
(y la ausencia de certeza
de que dejara de hacerlo)
Me da miedo quedarme estancada
aquí para siempre,
sin ti.
Sin mi.
martes, 3 de marzo de 2015
Física Básica
La atracción gravitatoria se define como la consecuencia de
la interacción de dos masas en una distancia específica. En este caso, la distancia es la equivalente al
espacio en el que un susurro es audible en un bar lleno de gente.
Así, las grandes masas ejercen un efecto gravitatorio sobre
las pequeñas. Esta es la razón por la
que cuerpos celestes como sus ojos, que he de aclarar que no son grandes sino
inmensos, son capaces de atraer y
mantener a otros cuerpos, como el mío.
Cuando disminuye la distancia, la atracción gravitacional
incrementa hasta el punto en el que soy incapaz de dejar de mirarle, y la gravedad añadida de su voz, que no es tan
grave, hace que sea físicamente imposible establecer una trayectoria opuesta a
la suya.
Por el contrario, al incrementar la distancia entre los
cuerpos, la fuerza de la gravedad va disminuyendo hasta que dejan de sentirse
sus efectos.
Así que ahora que estamos lejos me iré olvidando nanómetro a
nanómetro de cada micra de su rostro, y huiré a la deriva hasta encontrar otros
ojos en los que orbitar.
domingo, 8 de febrero de 2015
21
Leí hace tiempo que el ser humano tarda 21 días en acostumbrarse
a algo e incorporarlo dentro de su rutina.
Así que me digo que todo va a ir bien, y que solo necesito
que pasen 21 días para que deje de doler.
Para
acostumbrarme a que no haya mensaje de buenos días. Ni de buenas noches.
-Ni de nada.
Me repito que en 21 días habré aprendido a vivir sin ti. A
aceptar que ya no estás en mi rutina, y que aunque me cueste la vida, yo ya no
soy parte de la tuya.
Me intento convencer de que dentro de 21 días, ni uno más ni
uno menos, dejaré de tender lágrimas en mis pestañas y llamarlas por tu nombre.
Que si aguanto 21 días más, dejará de dolerme ver tu nombre
escrito en el calendario, y no se me romperán las entrañas al ver tu cara en
alguna foto.
21 días. Solo tengo que ser fuerte 21 días más, y todo habrá
pasado. No buscaré tu nombre en cada bocanada de aire, ni me sangrará el
corazón cuando no haya respuesta.
Solo 21 días.
Pero lo cierto es que desde que te fuiste han pasado ya
3 meses, 6 días, 5 horas, 27 minutos y 19 segundos
20
21.
lunes, 8 de diciembre de 2014
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