viernes, 9 de noviembre de 2012

Océanos, islas, huracanes y espejismos.

Soy un pequeño océano. Me paso la vida navegando en mis propios pensamientos, y a veces, inevitablemente, me hundo en mi misma.

Si tengo suerte, después de nadar un rato, encuentro una isla en la que creo que todo está bien y me siento a gusto. Generalmente pasado un tiempo la isla se hunde misteriosamente, y yo con ella. Y otra vez me encuentro a la deriva, luchando por mantener la cabeza fuera de todas esas olas que amenazan con hundirme.

Y es que me he bebido tantos vientos por ti, que tengo huracanes en el alma. Huracanes que me impiden nadar con un rumbo fijo. He nadado tantas veces pensando que te encontrabas al final del camino, que a veces creo que he perdido toda la esperanza de que estés realmente ahí cuando no me queden fuerzas para seguir nadando. Tal vez estés esperándome en una de esas islas en las que todo va bien. O tal vez siempre has sido un espejismo que yo me he empeñado en hacer real.

lunes, 8 de octubre de 2012

Un poeta.


Ella quería un poeta.
Un hombre que llamara a su puerta con rosas cuando no hubiera nada que celebrar. Que la conociera como un amigo, la cuidara como un hermano, y la amase como un compañero. Un poeta. Un cazador de sentimientos, que los encerrase en palabras, y se los susurrara de noche, cuando ella no pudiera dormir. Ella, que solo pedía un poeta. Alguien que también supiera afinar su cuerpo para tocar en el las más bellas melodías, pues todo el mundo sabe que los poetas aman la música. Que pudiera desnudar sus miedos más profundos con solo una mirada. Que la ayudara a entender las cosas que fingía que no importaban, pero la quitaban el sueño por las noches. Que saliera con ella a perseguir estrellas. Que la hiciera reír, y que entendiera que cuando se quedaba callada, mirando a un punto fijo, estaba llorando. Aunque no hubiera lágrimas en sus mejillas. Alguien que cogiera su corazón roto, y lo arreglara poquito a poco, con sonrisas, y confianza. Dándole la importancia que merecía. Solo un poeta. Que dejara las ventanas abiertas, para salir a pasear por las nubes. Que la dedicara canciones, y la sorprendiera cada día. Que la abrazase cuando lo necesitara, y la dijera que todo iba a ir bien. Que no la creyera cuando dijera “No me pasa nada”, mientras sus ojos gritasen lo contrario.
Ella quería un poeta.
Un poeta que hiciera un nido en un árbol, y la enseñara a volar.

jueves, 16 de agosto de 2012

Duermes.

Me pregunto si estarás soñando ahora. Y si lo haces, ¿con qué?. Sonríes. Me gusta que sonrías incluso cuando duermes. Estás tan tranquilo, tan quieto que me da miedo tumbarme a tu lado y despertarte. Estás abrazando mi cojín, y yo quiero abrazarte a ti. Pero me limito a mirarte desde aquí y a sonreír como la idiota enamorada que soy. Te mueves. Abres los ojos. Me miras, más dormido que despierto. Te echas hacia un lado. Cierras los ojos. Tu respiración se va haciendo más lenta cada vez, y antes de que acabe de escribir esto, has vuelto a dormirte. Estás tan guapo acurrucado entre las sábanas, que podría quedarme mirándote toda la vida.
Ah, cariño.
Es muy difícil no enamorarse de ti cuando estás dormido.

sábado, 11 de agosto de 2012

Pesca Noce


"Me pregunto quién pensó el guión, debe estar bastante enfermo"
Love Of Lesbian

Trenes. A mi me habían dicho mil veces eso de que hay trenes que solo pasan una vez en la vida. Jamás creí que fuera cierto. En verdad yo soy de la opinión de que si el tren que se ha marchado es el tuyo, no pasarás la vida en el andén. Encontrarás algún tren que te lleve a otro andén, en el que podrás coger tu tren. Por eso creo que no es cuestión de llorar pérdidas, o decisiones incorrectas, sino de tener el coraje de asumir que es lo que queremos, y ser capaces de llegar a ello. Fijarse un objetivo, y cumplirlo. Y ese objetivo puede cambiar a lo largo del camino. El ser humano es variable, sus metas también. Mis metas, por ejemplo, varían diariamente. Hoy estoy segura de que lo que he elegido está bien. Mañana me arrepiento y me pregunto si me estoy guiando por lo que quiero o por lo que se espera de mi. Ah, la vida. Tremenda ironía. Cuando haces lo que debes se te parte el corazón. Pero lo importante no es caerse, ¿verdad?. Es levantarse. Por eso voy a seguir sonriendo. Voy a soñar que me pinto bigotes en la cara, y que alguien me hace parecer un dálmata lleno de manchas negras. Y a sonreír cada vez que me coma un briñón y el jugo me manche las manos. Ah, si. Voy a ser feliz. Porque ese el el único objetivo inmutable en mi vida. 

domingo, 8 de julio de 2012

Pequeño regalo de cumpleaños

Me gusta cuando sonríes, porque creo que empiezas a ver que puedes ser feliz lejos del dolor. Que no todo son recuerdos de reflejos naranjas y ojos azules. Ni lágrimas. Ni lamentos. Me gusta cuando la miras a ella, y no piensas en ninguna otra, porque ella te mira igual. Me gusta cuando te veo feliz. Porque después de todo lo que has luchado, y de todo lo que has sufrido, te mereces serlo.

Me gusta que saques un ratito para verme si merodeo por donde tú estas. Me gusta cuando me ves, y te alegras, y te acercas con esos saltitos de capitán Jack Sparrow, y me abrazas. Y ese abrazo es de verdad. De los de: ¡Eh! Llevo meses sin verte el pelo y te he echado de menos, pequeña. Me gusta cuando te pones nervioso y jugueteas con el millar de pulseras de cuero que llevas en las muñecas. Me gusta porque eres tú, y no importa lo que digan o piensen, eres así.

Me gusta haberte conocido. Y sobretodo, me gusta que te hagas mayor un año más, y que yo esté aquí para felicitarte.

Muchisimas felicidades, Signorino ;)

martes, 3 de julio de 2012

Campanilla


Todos sabemos que Campanilla estaba enamorada de Peter Pan. Y precisamente por eso era feliz. ¿Cómo no serlo? No importaba dónde fueran en sus pequeñas excursiones nocturnas, siempre tenían un mundo al que regresar: Solo tenían que buscar la segunda estrella a la derecha, y seguir en linea recta hasta el amanecer. Cada día ambos sobrevolaban los bosques y los mares de Nunca Jamás, sin otra preocupación que la de sonreir. Cada noche al regresar a su cama, Campanilla miraba con ternura a Peter hasta que éste se dormía, y luego, con cuidado de no despertarlo, se acurrucaba en el hueco que quedaba entre su oreja y el cuello, y se dormía echa un ovillo, escuchando su respiración. Era todo lo feliz que podía ser. Y como todos los enamorados, pensaba que esa felicidad iba a ser eterna: Él nunca crecería, y ella no tendría que apartarse de su lado jamás.

Por eso podéis imaginaros que a la pequeña criatura se le cayó el mundo encima cuando Peter dijo un día: "Campanilla, cuando sea mayor, ¿tu serás amiga de mis hijos?". ¿Ser mayor? ¿Hijos? Campanilla murmuró una respuesta evasiva y voló lejos. ¿Ser mayor? Lloraba amargamente. Todos sabían que cuando un niño se hace mayor, deja de creer el los seres mágicos, y entonces su hada muere. Él tenía que saberlo. ¿Por qué entonces la hacía esa pregunta? La respuesta apareció cuando vió a Wendy. Vió como Peter la miraba mientras trataba de enseñarla a volar y comprendió todo. Él también estaba enamorado. Y lo que era peor: se hacía mayor.

Aquella noche Peter regresó con Campanilla. Ella se acostó, y el viento la acercó una conversación ajena:
 - Oh, Wendy, tienes que conocer a Campanilla, hoy estaba un poco rara, pero seguro que no es nada, os llevareis genial!- la voz de Peter parecía ilusionada.
 -¿Quién es Campanilla?- preguntó Wendy con voz aterciopelada. Sonaba tan cruelmente adulta que Campanilla tuvo que echarse a llorar.
- Es mi hada.- contestó él con naturalidad.
- Vaya tontería, todo el mundo sabe que las hadas no existen, Peter.- rió Wendy.
Campanilla sintió que su luz comenzaba a apagarse. Todos sabemos también que cuando un niño dice que las hadas no existen, muere la que esté más cerca.
- Tal vez tengas razón- contestó Peter turbado.
Aquello fue demasiado para Campanilla. Notaba que la faltaba el aire. Abrió los ojos y vió que Muerte se acercaba despacio y abría los brazos hacia ella.

Y Campanilla, harta de tal sinsentido, se dejó abrazar.

lunes, 14 de mayo de 2012

Como el primer día

El día que entraste en mi vida no tenía ni idea de que un día fueras a ser tú una parte importante de ella. El primer día que hablamos  no pensé que esa voz iba a ser especial. Por supuesto que no me enamoré de ti la primera vez que te vi, y sin embargo ahora una mirada es suficiente para hacer que nunca quiera dejar de mirarte. Tampoco la primera vez que quedamos pensé que fuera a ser algo habitual, y hoy se me hacen eternas las horas sin verte.

La primera vez que vi una película contigo no pensé en que el chico que había sentado a mi lado en ese momento iba a ser la persona que dormiría a mi lado, en ese mismo colchón, meses después. Y cuando nos dimos el primer abrazo, no tenía ni idea de hasta que punto iba a necesitar tus brazos a partir de ese momento. Claro que, la primera vez que te besé, tampoco pensaba en que no querría probar más labios nunca. La primera noche que soñé contigo tampoco me imaginaba ni por asomo que las cosas que soñaba pudieran hacerse realidad a tu lado.

Y el primer día que tu ropa apareció en el suelo no imaginé que el tacto de tu piel pudiera ser ahora tan necesario en la mía. La primera vez que tus dedos recorrieron mi cuerpo no imaginé que casi un año después iba a estremecerme con solo recordarlo. La noche que miramos juntos como llovían estrellas no me imaginé que todos esos deseos iban a poder cumplirse.

Y es que, si me permites, eso de que "Te quiero como el primer día" es una grandísima mentira.
Porque el primer día que te quise, no te quería ni la milésima parte de lo que te quiero ahora.

lunes, 7 de mayo de 2012

Gracias

Si sigues empeñándote en ser tan genial, se me van a acabar las comparaciones para hablar de ti, y no voy a poder agradecerte jamás todas las cosas que me has enseñado.
Eres el Sol, porque brillas aunque no te vea, y siempre te las ingenias para hacerme saber que estás ahí, aunque mi día esté nublado, y no sepa por dónde ir, encuentras la forma de sacar el brazo entre las nubes y hacer que me entere de que todo va a ir bien si estás a mi lado. Aunque no pueda verte. Porque eso es lo bueno del Sol. Que te hace darte cuenta de que no siempre tienes que ver las cosas para saber que están ahí.
Y es que eso es algo que me has enseñado tú: Que no necesitas hablar con una persona todos los días, ni abrazarla, ni siquiera verla, para saber que esa persona va a estar ahí siempre, y que nunca va a cambiar nada. Me enseñaste que la amistad de verdad es mucho más fuerte que cualquier barrera.

Eres mi Red, porque no importa desde la altura desde la que me caiga, que tú estás ahí para recoger los cachitos que queden, y hacer que vuelvan a formar parte de una persona. No importa lo que pase, tú siempre tienes un abrazo y una sonrisa listas para mi, para hacerme sonreír, y hacer que me levante. Y a veces lo haces incluso sin que yo tenga que decirte que estoy mal.
Y esa es otra cosa que me has enseñado. Que la gente que te quiere de verdad, está ahí siempre. Aunque no se lo pidas. Y eso es algo que jamás sabré como agradecerte.

Somos la más perfecta simbiosis. A mi me hace feliz hacerte sonreír, y tu sonríes cuando yo soy feliz. Y es que no hay felicidad más sincera que la de hacer felices a los que te importan. Me has enseñado que merezco ser feliz.

Me has enseñado a ser feliz sin depender de otros, a valorarme, el verdadero significado de la amistad.. Me has enseñado tantas cosas que no se cómo agradecértelas todas, pero no te preocupes, que algún día encontraré la forma.

Eres absolutamente genial.
MLS.


lunes, 19 de marzo de 2012

Él no lo sabe.

Se levanta por las mañanas para eclipsar al sol con su mirada.Y es que ya puede estar nublado el mundo, que si él sonríe, habrá luz durante todo el día. Luego sale a volar, a llenar sus pulmones de vida. A disfrutar cada segundo, y a hacer que todas las hojas de los arboles se agiten con su olor. A veces canta, y cuando lo hace, incluso el mar deja de sonar para escucharlo. Y se estremecen las olas y enamora a las sirenas. Pasea. Y a veces se le escapa una sonrisa, y me roba el corazón a  mi, que me escondo entre las ramas para verle caminar. Regresa a casa cuando tiene frío. Y busca calor entre las sábanas, extrañando, quizá, algún cuerpo entre ellas. Se duerme cuando bosteza y sueña las cosas más dispares que nadie soñó jamás.Y se queda así sin ser consciente de que todas las cosas que el hombre considera bellas han muerto de envidia, porque no hay nada más bonito que su sonrisa mientras duerme.
Lo que no sabe es que, de un tiempo a esta parte, yo me bebo los vientos por él.

lunes, 13 de febrero de 2012

Nothing but fear.

Si me preguntases ahora mismo que por que lloro no sabría muy bien que contestarte.
Probablemente te diría que porque tengo miedo. Tu preguntarías entonces que miedo de qué. Y yo no sería capaz de contarte sin derrumbarme que a lo que tengo miedo es a perderte, y contigo perder todo lo que has logrado en mi.

Sería incapaz, por ejemplo, de no morir mientras te digo que me dan un miedo terrible estos tres meses sin besarte. Que no soporto la idea de que la distancia influya en lo que sentimos. De que esto se apague. Ni un poco ni un mucho. No quiero. Y me da un miedo atroz que pase. Tal vez debería ser menos niña y más mujer, entender que todo va a ir bien, y que 90 días no son el fin del mundo. Pero no lo soy. Y eso me lleva a otro miedo.

Tengo miedo de no ser suficiente. No solo para tí, que también, me angustia no llegar estar a la altura de lo que buscas, no poderte dar lo que necesitas o esperas. Lo que te mereces. Pero también tengo miedo de no valer para nada. De ser mediocre en lo que se supone que debería ser buena. De salir ahí fuera, y descubrir que el mundo es mucho peor de lo que me imaginaba. Tengo miedo de no ser capaz de vivir de lo que amo. Miedo de que esta incertidumbre dure para siempre.

Y es que tengo miedo a los cambios. Siempre lo he tenido. Y ahora más aún, porque tengo miedo de que esos cambios me alejen de ti, de que nos lleven en direcciones opuestas. Miedo porque parte de estos cambios escapan a mi alcance, y no soy responsable ni causa de ellos. Por tanto no se como enfrentarme a ellos. Tengo la sensación de que me quedan miles de cosas que vivir de tu mano. Millones. Y tengo mucho miedo de que no lleguen nunca, y de que yo no pueda hacer nada para evitarlo.

Tengo miedo de mi misma, tumbada, llorando, sin saber que hacer. Tengo miedo de que tu ausencia me convierta el algo que había dejado de lado. Miedo de que la sonrisa que has grabado en mi cara, desaparezca y se pierda, junto a tu ropa, en tu maleta.

Por temer, también temo a lo que siento. A estar enamorada como jamás lo había estado. A estarlo de verdad. Y a que por eso me duela más. Tengo miedo de que seas uno de los pilares en los que se sustenta mi felicidad, y que la dejes tres meses balanceándose a su suerte, y pudiendo caer.

Tengo miedo a tener que sonreír mientras te beso y te digo que disfrutes tus tres meses de inglés constante lejos de mis brazos.
Porque no voy a ser capaz de hacerlo sin llorar.

jueves, 2 de febrero de 2012

Otra vez.

Hace tiempo que no me dedico un rato a mi misma. A lo que pienso. A lo que siento.
Me he dado cuenta de que han cambiado muchas cosas. Y de que aún quedan muchas otras por cambiar. Y que no tengo ni idea de lo que va a ser de mí dentro de unos meses.
Tengo la sensación de que se me ha pasado el tiempo. Como cuando preparas el examen a unas horas de tenerlo, y sientes que deberías haber empezado semanas antes. Tengo miedo de suspender la asignatura de vivir. De no ser capaz de afrontar lo que me viene por delante. Desde esos tres meses sin sus ojos, y todo lo que vendrá después, hasta las decisiones que condicionarán mi vida.
No sé que quiero hacer. Me he acostumbrado tanto a la realidad idílica que estoy viviendo, que tengo miedo de que de repente se acabe la racha de buena suerte. Tengo miedo del adiós. De despedirme de la ciudad, la familia, y los amigos que se quedan  atrás. Me apena no poder seguir conociendo a la gente que parece merecer tanto la pena. Y distanciarme de aquellos que siempre han estado ahí.
Tengo miedo del cambio, de no saber desenvolverme fuera de mi mundo, de no dar la talla. De no ser lo que se espera que sea. Tengo miedo de que los hasta luego se conviertan en hasta siempre. Miedo. Miedo de sentir y de que duela. Miedo de arriesgar, porque igual ya no me toca seguir ganando. Y lo sé, se que debería vivir en el presente, pero es que el futuro es ineludible. Paralizaría el tiempo. Viviría eternamente entre abrazos y pinceles. Pero no puedo hacerlo. Y en parte eso también me da miedo.
Me da miedo enfrentarme al mundo, porque he visto como puede llegar a ser.
Y me da miedo, sobre todo, volver a tener miedo.

martes, 17 de enero de 2012

In the end.

Supongo que siempre fuimos un poco como el agua y el aceite. Cuando tu me sentías, yo no quería hablar de amor. Y cuando era yo quien suspiraba, tu estabas lejos. Muy lejos.

Será que nunca conseguimos ponernos de acuerdo, que cuando yo iba, tu ya habías vuelto. Y que te despertabas cuando ya me había dormido. Que en la misma canción que yo veía y lloraba sentimientos, tú solo escuchabas acordes que tratabas de emular.

Tal vez fue simplemente que tratamos de vivir, cuando no nos correspondía, la alternativa que imaginamos. Que tuvimos prisa por acabar el cuadro cuando estábamos bocetando el dibujo. Y tal vez por eso,  todo acabó antes de empezar.

Será que no tuvo que ser. Que al final resultó yo no era tu chica. Y tú no eras mi sonrisa. Que en el fondo, no eramos el uno para el otro. 

Será eso. Porque a pesar de todo, Gary Moore ya no habla de ti, y yo soy feliz sin tus palabras.












martes, 3 de enero de 2012

I only wanna be with you.



"Si eres piedra da igual, yo seré pedregoso camino."

Yo quiero ser. Quiero tener sentido en tu vida. Quiero ser el millón de cosas buenas que te hagan sonreír cada mañana, aunque sea lunes. Ser ese nombre que acude a tu cabeza sin que te des cuenta, y te hace sentir bien. Quiero ser parte de tí, seas lo que seas.

Así, por ejemplo, si tú eres cosquillas, quiero ser yo quien las encuentre. Si prefieres ser un sueño, seré yo el bostezo que te anuncie. Quiero ser la piel si decides ser el cuerpo. Las manos cuando quieras ser caricia. 

Quiero ser caminante si tú decides transformarte en camino. Si tú quieres ser canción, quiero ser quien la interprete. Ser tu lluvia si eres la tarde de otoño. Ser faro cuando seas mar, y la calma que viene detrás, si tú quisieras ser mi tempestad. Seré guiño si tu eres los ojos. 

Si me dejas seré la tinta que te escriba cuando quieras ser un verso. La almohada, si tú eres quien duerme. Quiero ser los labios cuando seas beso. Ser la sonrisa, si prefieres tú la boca. Si tú eres pasión, entonces seré yo la cama. Quisiera ser el marco si eres tú la foto. Poder ser las alas cuando tú seas libertad.

Pero no seré solo en lo bueno. Porque si de mi dependiese, serías feliz siempre. Haría lo imposible por que la sonrisa no se fuera de tu cara. Pero es algo que no esta a mi alcance, y como no puedo prometerte más, solo te digo que seré siempre. En lo bueno, y en lo malo.

Por eso también seré lágrima cuando te toque ser sufrimiento. Seré abrazo si lo que buscas es consuelo. Si necesitas hablar, seré conversación. Cuando los malos sueños no te dejen dormir,  yo seré atrapasueños. Seré estrella en las noches oscuras, para que no te pierdas si no ves el camino. Si tienes frío, seré manta. Seré valiente por los dos, si alguna vez tienes miedo. Seré reconciliación si tú tuviste que ser enfado. 


Si me dejas ser, seré para ti felicidad. Al igual que la eres tú para mi aunque me empeñe en evadirlo.


Si eres tú, quiero ser yo. Y quiero ser contigo.